El Río Medellín, durante las últimas décadas, se había convertido en el depósito de aguas negras de la ciudad. La alta contaminación, los fuertes olores y las basuras en sus orillas marcaban el descuido y la falta de cultura por parte de la ciudad ante este problema ambiental.
Desechos tóxicos como cianuros, fenoles, sulfuros, mercurio y plomo, además residuos sólidos abundaban en el río y no se le buscaba una solución a este tipo de problema.
La preocupación de Luis Pérez por el medio ambiente fue fundamental y entre los planes desarrollados en su administración estuvo la recuperación del Rio Medellín, descontaminando y dándole tratamiento al agua para purificar el afluente más importante del Valle de Aburrá.
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